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ARTE

Donde quiera que se aprecie el arte (y me refiero al buen arte) se puede decir que hay -o que hubo- voluntad de vida. En cada lugar del mundo que se presenta una obra artística. Se puede alegar que hay voluntad de representación. Podría decir, que desde hace poco, he venido desarrollando una pasión a grandes rasgos por el impresionismo. Y es que ningún otro período artístico ha sido tan comentado y discutido como el impresionismo.  

En Francia, hacia los años 1874 y 1876. Los ''impresionistas'' —–también denominados ''Independientes'', ''Intransigentes'' e ''Intencionalistas''—– habían roto sus lazos con la pintura académica que era exhibida en los Salones anuales. 
Caracterizándose este estilo; por el intento de plasmar la luz y el instante, sin reparar en la identidad de aquello que se proyecta. Es decir, si los antecesores del impresionismo pintaban formas con identidad, los impresionistas pintarán el momento de luz, más allá de las formas que subyacen bajo éste.   

Es por esto que deseo compartir y apreciar a continuación algunas obras excepcionales de pintores impresionistas:


Gustave Caillebote (1874) Autorretrato en Lienzo. 

Gustave Caillebotte
 (París, 19 de agosto de 1848 - Gennevilliers, 21 de febrero de 1894), fue un pintor francés, coleccionista, mecenas y organizador de exposiciones.  En 1868 obtuvo un título en derecho y dos años después la licencia para ejercer la jurisprudencia.  Cabe mencionar, que también fue ingeniero.  Poco después de concluir sus estudios fue reclutado en el ejército y sirvió en la guerra Franco-Prusiana y en el Garde Nationale Mobile de la Seine.  Heredero de una gran fortuna, pintaba mas que por puro placer.  Tanto así, que llegó incluso a financiarle a Claude Monet parte de sus estudios de dibujo y tras los constantes rechazos de la academia de bellas artes de París. Los impresionistas lograron solventar exponer sus obras fuera de ese ámbito. Siendo Caillebotte el patrocinador del alquiler y adecuación del primer Salón. Tras su muerte, la albacea del mecenas anunció que él había legado al Estado de Francia toda su colección pictórica (más de 500 obras aproximadamente). Imponiendo al Estado como ''conditio sine qua non'' la obligación taxativa de exponer las obras en el museo de Luxemburgo y, luego de 20 años, en el museo de Louvre. Falleció a la edad de 45 años y su cuerpo está enterrado en el cementerio de Pere Lachaise, en París. 

"Les raboteurs (los acuchilladores de parqué)" (1875) óleo sobre lienzo. París, Musée d'Orsay
El tema central de ''los acuchilladores de parqué'' es la representación de tres obreros preparando el piso de madera. La obra fué rechazada por los jueces del Salón en 1875. Por ser considerada vulgar por los críticos de la época.  En ese entonces la academia de arte consideraba aceptable la representación de campesinos rústicos o granjeros como temas admisibles de obras referentes a la clase obrera.  

Constituyendo este cuadro una de las primeras representaciones del proletariado urbano.  Caillebotte muestra tres trabajadores arrodillados, semi desnudos, sobre el parqué de un dormitorio vacío. La luz proveniente del balcón, produce un esplendoroso efecto de contraluz que recae sobre las espaldas y los brazos de los trabajadores. Donde predominan los tonos beige, marrón y negro.  Caillebotte no introdujo en su obra 
—–a diferencia de Courbet o de Millet—– ningún discurso social, ni moral, ni político.  


''La calle de París, día lluvioso'' constituye la más apasionante y famosa obra de Caillebotte.  Esta paradójica obra fué expuesta en la tercera exposición impresionista en la Rue Le Peletier, donde no fue bien recibida por muchos críticos.  L'évenement (revista francesa que refleja ideas y tendencias, fundada en agosto de 1848 e inspirada por Víctor Hugo) comentó que: ''el dibujo es de calidad, pero que Caillebotte pareció haber olvidado incluir la lluvia''.  No obstante, ''La calle de París, día lluvioso'' es una de las mejores representaciones del París del siglo XIX jamás pintada.

¿Habrá realmente Gustave Caillebotte olvidado incluir la lluvia en su obra; o lo habrá hecho expresamente?  

Lo que si sabemos, es que habiendo este genio elegido para sí el anonimato. Terminó bien parado sobre el pedestal del altruismo. 

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